The West Wing (El ala oeste de la casa blanca) parece una serie sobre un grupo de personas que trabajan en La Casa Blanca, pero no lo es. The West Wing es una serie sobre cómo le gustaría a Aaron Sorkin que se comportasen las personas que trabajan en La Casa Blanca.
Aviso: Jamás he logrado pasar de la 3ª temporada del ala oeste de la casa blanca. Te lo advierto para que puedas leer este artículo con todos los prejuicios del mundo.
Aaron Sorkin en lo bueno y en lo malo
Mi relación con Aaron Sorkin siempre ha sido de amor/odio. Compartimos muchos valores y, a ratos, hasta me gusta como escribe, el problema es que me cansa su predisposición a infantilizar al espectador y explicar sus chistes y las situaciones que plantean sus personajes para asegurarse de que entiendes lo brillante que él se considera a sí mismo escribiendo. Aaron Sorkin es ese amigo que después de contar un chiste en el que no te has reído, te lo explica y luego te dice que probablemente no lo estás entendiendo si no te ha hecho gracia.
Tampoco llevo muy bien que trate a sus personajes de superhéroes y que los encumbre a un altar de valores y competencias. Los personajes principales en las series de Sorkin apenas tienen dobleces, debates morales consigo mismos, o dudas. Son siempre muy decididos y capaces. Cuando tienen que tomar decisiones en condiciones complicadas, son capaces de abstraerse de sus emociones y sentimientos, algo que me resulta bastante difícil de creer.
Nunca llevo bien la velocidad de los discursos de sus personajes ni la rapidez y brillantez de sus argumentos. Es posible que sea un problema mío, que seré mediocre y me habré rodeado siempre de gente mediocre, pero es que eso de hablar tan rápido sin pensar y sin dudar no me parece creíble y me resulta prepotente. Sorkin escribiendo es como Yngwie Malmsteen tocando la guitarra, piensa que la velocidad es signo de maestría. Y luego está eso de que sus personajes respondan sin esperar que la otra persona acabe de hablar, eso me resulta muy mezquino y tramposo.
Ojo, no puedo decir que Sorkin escriba mal (no lo hace), sólo digo que a mi me suele aburrir o cansar con relativa facilidad (tal vez por eso he dejado esta serie varias veces), además de verle las costuras a sus guiones con demasiada facilidad.
Personajes tan brillantes como pedantes
Si hay un personaje de The West Wing donde se ven fácilmente los vicios de Sorkin, sin duda sería el presidente Bartlett. Resulta siempre tan cercano y brillante como pedante y predecible. Una vez más nos encontramos ante la eterna promesa de Sorkin hacia sus personajes principales: serás alguien muy especial, exactamente como el resto.
El resto de los personajes (los que no son principales) están ahí de bulto y no merecen ni el más mínimo respeto por parte de los principales (esto es muy Sorkin). Si tienes alguna duda, sólo tienes que ver como trata CJ a los periodistas o Toby, Leo o Abigail a todos los demás. Piensa si te gustaría tener un jefe, un compañero, un amigo o una pareja que te tratara así y cuánto tiempo aguantarías que te trataran de esa forma. La única relación que parece destilar un poco de respeto es la de Josh y Donna, y porque ambos son principales.
En mi opinión, los personajes de Sorkin rozan siempre la sociopatía, pero como estás encariñado con ellos y rezuman brillantez y agilidad, te sientes atraído. Es como mirar un programa de casas de famosos: con sus piscinas, sus grandes habitaciones, sus jardines enormes… ¿Quién no soñaría durante un rato que le gustaría vivir ahí? Pero cuando luego vuelves a la realidad, se te pasa (casi siempre).
¿Podéis dejar la cámara quieta un ratito?
Además, para darle más dinamismo, Sorkin descubrió los planos secuencia andando por pasillos y los movimientos de cámara circulares alrededor de los personajes. El truco es que parezca que nada para nunca, que todo sea dinámico, urgente, ágil.
Sinceramente, el plano secuencia de Brian de Palma al principio de Snake Eyes es brillante porque, a pesar de su duración, acaba y tiene sentido de principio a fin. Pero en el ala oeste de la casa blanca se abusa de ese tipo de planos y pierden su función como recurso narrativo. Además, el uso de ese tipo de planos en algunos momentos (cómo por ejemplo en los gabinetes de crisis) hace que se pierda gran parte de la fuerza de la interpretación.
El problema es creer que la política es así
Como te he comentado al principio, lo que verás en esta serie no es la verdad, sino lo que nos gustaría que fuese la verdad. La política real es sucia y traicionera. Tienes que desdecirte muchas veces y tragarte tus valores y principios a menudo (algo que no verás en ningún caso en esta serie). Si quieres ver series donde la política se acerque a la realidad es mejor ver Brotherhood, House of Cards o The Wire.
En el mundo real las leyes tardan mucho, las decisiones son tremendamente complejas y las consecuencias rara vez son predecibles. Además, las situaciones tienen infinidad de aristas. En el ala oeste de la casa blanca no, los buenos son buenos. Los malos son malos. A los malos hay que derrotarlos. Los buenos derrotarán a los malos porque son los buenos. El caballo del malo siempre correrá menos.
Incluso los dilemas morales que presentan algunos personajes no lo son tanto. Simplemente son una pequeña piedrecita en el zapato, pero ningún personaje duda realmente o se cuestiona sus principios y valores. Y si alguno lo hace, enseguida entiende por si mismo que era lo mejor y que antes estaba equivocado. Vamos, que los personajes principales de Sorkin son casi infalibles.
¿Y no tiene nada bueno?
El ala oeste de la casa blanca tiene muchas cosas buenas y, probablemente sea del agrado de la mayoría de la gente, aunque a mí no me guste. Piensa que soy esa persona a la que no le gustó Friends.
Los capítulos se pasan volando y las tramas parecen bastante reales. Además, trata de tocar todo aquello que la gente querría saber cómo se decide (acciones en una guerra, negociar con terroristas, qué hacer ante una catástrofe medioambiental, etc.) y como duró tantísimo, podrás ver todas las casuísticas que esperarías ver.
Además, si como yo, eres rojo y de izquierdas, muchos de los argumentos y situaciones que plantea Sorkin te resultarán interesantes porque serán preguntas que te habrás hecho muchas veces: ¿por qué hay gays en los partidos conservadores? ¿Por qué un trabajador o un inmigrante votaría a un partido conservador o neoliberal?